Sunday, October 21, 2007

La verdadera historia del Chakal

Mi nombre real es Chakal Carrera Quetzalcoatl. Soy un simple chico tímido al que la edad se le ha venido convirtiendo en un conflicto. Los que me conocen saben que soy raro, muy viejo para ser tan joven y un niño cuando se debe ser adulto. Experimenté la pubertad a los ocho y superé la crisis de los cuarenta hace apenas un año.
Cuando era un pequeño Chakal me costaba trabajo empatar con los demás niños durante los 30 minutos que dilataba el recreo (¿por qué el sistema educativo en México, además de jodido solo te da 30 minutos de entre 9 horas de clases para que puedas sudar y apestar el salón a torta de huevo con chorizo?), mientras todos jugaban al fútbol yo permanecía debajo de mi árbol favorito, un abeto de primera categoría que alcanzaba casi los 30 metros, este árbol debió ser sembrado al menos veinte años antes por algún profesor gringo, veterano de la guerra de Vietnam y refugiado en este risible país de construcciones maquiavélicas; en su tronco (el del árbol) grabadas al menos 300 iniciales y unos cuantos “te amo”; su generosa sombra me protegió de los deslumbrantes rayos de sol de medio día que seguramente habrían sido reflejados sin excepción por The old man and the sea, un All quiet on the western front, o el cuento del gallardo caballero de adarga en mano los cuales, para aquél entonces se habían convertido en mis compañeros del receso. Fui creciendo y continué comportándome de la misma manera, mientras los demás escuchaban a Maná, yo me perdía en el centro de la ciudad de México buscando discos de Emilio Tuero. Me gusta bailar danzón los domingos en el parque, amo los cantos de protesta setenteros y disfruto de la nueva y vieja trova cubana. Mientras mis amigos se reían a carcajadas con los discos de polo polo a mi me acariciaban el oído las parodias de Oscar Chávez y me hacía un nudo en la garganta descifrar la letra de Por Ti.
A todos mis compañeros los llevaban al estadio los domingos, a mi me llevaron al box, los toros y el teatro. Quizá por eso me cuesta trabajo encontrar verdaderos amigos, con los que pueda encontrar platica amena, que vaya mas allá de temas triviales como política y mercados financieros.
Quizá por eso porque soy como soy,
quiza por eso me gusten tanto …. tanto ….
tanto....


LAS GRANDÍSIMAS ÁGUILAS DEL AMERICA